Al ORREP, con el recuerdo
De toda nuestra vida
Acuexcomac es un pueblo hermoso que con orgullo muestra un bosque de enormes ahuahuetes, donde el Rey poeta Nezahualcoyotl, Tlatoani de Texcoco, disfrutaba como sitio de descanso. Poblado muy cercano a Chiconcuac desde el cual se ve enhiesta la iglesia de San Miguel joya colonial del estilo barroco del siglo XVIII-, patrono de los artesanos en prendas tejidas que ha dado fama a la región. El lugar sirvió de cuna y vida en sus primeros años, a Odilón; el primero de cinco hermanos cuatro hombres y una mujer- hijos de un matrimonio muy humilde dedicados a la siembra del maíz. Por pleitos familiares, a su padre le quitaron la parcela que a su nombre y por herencia, trabajaba como ejidatario.
Para subsistir traslado su domicilio a la gran ciudad, con la suerte de ingresar a trabajar como peón de mecánico en el mantenimiento del Sistema de Tranvías Eléctricos, cuyos talleres se ubicaban en la colonia De Los Doctores, en una zona llamada: Indianilla; famosa por la gran cantidad de puestos colocados sobre las anchas aceras que rodeaban las cuadras del barrio, y que expendían exquisitos caldos de pollo y birria estilo Jalisco; donde, a partir de las nueve de la noche hasta el amanecer, acudía a cenar la gente del pueblo y a terminar las parrandas, desde los humildes parroquianos que acudían al cabaretucho del barrio: El Tranvía, hasta la encumbrada elite social de la ciudad, asidua al night club El Waikiki. Actualmente, la zona ha desaparecido.
La infancia de los pequeños se desarrollo casi en la miseria; la paga del padre era muy reducida. El salario mínimo tal como ahora, no le alcanzaba para mantener a la familia. A la niña la vestían solamente con un calzoncito sin nada mas con que tapar su cuerpo; los niños, únicamente con una camiseta y todo lo demás en cueros, en pelotas, descalzos, luciendo en sus rostros siempre en continuo sube y baja provocando por los movimientos respiratorios, las velas que formaban los mocos que escurrían de su nariz, haciendo honor al mote de mocosos como se les llamaba en ese tiempo, a los niños.
Cuando empezaron a asistir a la escuela, portaban el uniforme sobre una camisa blanca y calzando sus huarachitos; ropa que al regresar a casa se quitaban para prolongar su uso, quedando nuevamente en cueros. Odilón, el primogénito, fue el consentido del padre. Siempre lo vistió con mas de lo indispensable y le permitió continuar sus estudios: la secundaria y luego la vocacional, para intentar una carrera técnica relacionada con la electricidad. Pero no respondió a los esfuerzos del padre, ni estudiaba, ni trabajaba, tenia en mente otra idea de la vida. Los hermanos menores al final de los estudios primarios, de inmediato a chambear para ayudar al sostenimiento de la familia.
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Apoyándose en los hermanos, Odilón encontró su modus vivendi. El segundo de ellos trabajaba como hojalatero, el tercero como herrero y el cuarto; mecánico automotriz especializado en frenos. Su padre, con un préstamo tramitado en su empleo, le proporciono lo suficiente para montar un taller, en el frente baldío del terreno donde tenían su casa: unos pequeños cuartos techados con lamina de asbesto. El se encargaba de conseguir el trabajo, ya fueran autos chocados, puertas o ventanas metálicas o tratar a los clientes que llegaban con sus carros a reparación. Compraba el material, los hermanos lo realizaban, cobraba el importe de lo contratado, les pagaba un sueldo semanario y conservaba para si, la mayor parte de las ganancias. Así llevo su vida de soltero, muy responsable, con mucha chamba que le permitió ahorrar dinero. Cubrió el préstamo del padre, ayudo a su madre con la compra de los enseres necesarios para la cocina, el lavado y su televisor. Adquirió la ropa suficiente para vestirse bien y con buena presencia conquisto a una joven recién llegada de Aguascalientes, se enamoro y muy poco tiempo después, se caso. Rento un departamento, lo amueblo e inicio su trágica vida de casado.
Al regreso de su viaje de luna de miel, su suerte cambio de inmediato. Sus hermanos se independizaron, ya no trabajaron para el. Escaseo el dinero y la esposa le resulto muy exigente. Se le juntaron ambos problemas y su hogar se tambaleo. Por ganas no se detenía. Conseguía empleo y al primer recorte de personal, le tocaba despido. Le caía trabajo de herrería, cumplía y no le pagaban. En un puesto excelente fue timado por un paquero perdiendo el importe de la raya de la empresa. Su padre tuvo que salir en su apoyo, con un préstamo y la venta del equipo y herramienta del taller, para evitar que lo metieran a la cárcel por supuesto auto-robo, pago. En otra compañía lo asaltaron golpeándolo y lo despidieron.
Su esposa no soporto mas, al lanzarla de la vivienda por falta de pago de las rentas mensuales, se fue a casa de sus padres, cargando una pareja de niños; una bebe de tres años y un crió de brazos. El a su casa, donde el padre le daba todo.
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La vida siguió negándole toda fortuna. Comentaba con sus amigos el porque de su mala suerte. Decía que hay gente que nace con buena estrella y otros nacen estrellados. Otros sin levantar un dedo acumulan capital y el, ahora tratando de trabajar como burro para reconquistar a la esposa y rehacer su hogar, no pasaba de perico-perro. Esporádicamente conseguía algún contrato, temporal, transitorio, de veintiocho días y no le renovaban la chamba. Se sentía derrotado, fracasado; sólo faltaba, opinaba: que lo meara un perro.
Su mujer empezó a trabajar y se le cayo el mundo fue su desesperación, fue su muerte. Los celos aparecieron irremediablemente; como desde la separación le cerraron la puerta del amor por la falta de dinero y para evitar que la familia creciera empeorando su situación, en sus desvelos sonaba en la infidelidad, en que la perdería para siempre, ya que su esposa si no guapa, tenia mucho que lucir en su cuerpo bien conservado después de los dos partos.
No falto alguno de sus compañeros que le aconsejo que para mejorar su suerte y cambiara la situación familiar, le practicaran una limpia; a duras penas ahorro un poco de dinero, fue a ver a su mujer y muy entusiasmado le dijo:
-Florencia, quiero que vayamos a Catemaco, al pueblo de los brujos, para que me hagan una limpia y me quiten lo salado, acompáñame por favor Si?
-No Odilón, yo trabajo y no puedo faltar, además si pudiera ir quien cuida a los niños? De por si mi madre no puede con ellos, sabes que todavía tengo hermanos menores.
-Nos los llevamos, tu dices -pensando en la negativa, contesto.
Y la escuela de la niña? Tampoco puede faltar. No, no voy. Y en vez de que gastes en el viaje, mejor déjame el dinero, mucho lo necesitan los niños.
-¡Andale! Sirve la idea como segunda luna de miel, nos reconciliamos y cambiando mi suerte te, -bruscamente, lo interrumpió:
-Si? Y de regreso. ¿Adonde me llevaras? A tu casa? ¡Ni loca! Mejor ve pensando en el divorcio; lo voy a tramitar. Ya no me interesas y tu suerte para mi, me importa un cacahuate.
A Odilón no le valieron sus suplicas y los ruegos. No le quedo mas remedio que partir solo a la región de los brujos.
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-Ud. Tiene problemas con su esposa. ¿Lo ha abandonado? = ¡Si señor!= -De seguro esta en la casa de su madre, motivado porque no tiene trabajo. Estoy en lo correcto? = ¡Si señor!= -Y no tiene trabajo por la mala suerte que lo ha acompañado. ¿Cierto? = ¡Si señor!= -Asombrado Odilón escuchaba las preguntas del brujo, al mejor del pueblo, al que se dice llamar El Salto del Tigre, y contestaba con temor por adivinarle su situación, sin conocerlo.
-Por favor, desnúdese todo el torso y cubrase con esta sábana.
-Hizo lo indicado y espero que de espaldas a el, en una mesa totalmente llena de envases de vidrio de todos tamaños, conteniendo pócimas de muchos colores, el brujo mezclara algunas de ellas, llevando un recipiente pequeño. Dio la vuelta, se acerco hacia Odilón, asió su cabeza entre las manos y rezando, musitando palabras incomprensibles, inicio el trabajo de limpia.
Impregno con el liquido la frente, las sienes y la nuca del salado muchacho. Roció por abajo de la sábana, hombros, pecho y espalda, estremeciéndose por lo álgido de la poción. Mojo unas ramas de varias yerbas con el mismo liquido y recorrió todo el tórax, azotándolas contra la piel y sacudiéndolas, como sacando algo de ellas, en el fondo de una cubeta que contenía un residuo no identificado. después vació lo que sobraba del recipiente en una botella, le agrego una medida de perfume, otro liquido desconocido y produjo un brebaje. Lo bebió sin tragarlo, llenando su boca hasta inflársele los carrillos y a una distancia de un metro, soplo el liquido hacia la cara. Volvió a llenarse la boca tres veces mas, hasta terminarse el contenido y las tres veces soplo rociando la cabeza, espalda y pecho de Odilón, produciéndole un fuerte escalofrío y la suspensión momentánea de la respiración. Tomo nuevamente su cabeza y girándola hacía el sentido derecho y luego al izquierdo, pronunciando algunas palabras entre las que se lograba escuchar: luzbel; al termino del rezo, dio por finalizada la sesión.
Le ordeno secarse con la sábana y vestirse, y al concluir de enjugarse la boca con una toalla, el brujo le profetizo:
-No se preocupe mas. Su esposa le dará otro hijo, tendrá éxito y su suerte cambiara. Se sentó frente a la mesa, jalo un cajón y sacando de este muchos objetos, se volteo y con una sonrisa se los ofreció al impresionado Odilón:
-Mire este talismán, es lo mejor para recuperar a la mujer amada, le ayudara en su propósito. Sólo le cuenta doscientos pesos. Este amuleto le conseguirá un excelente empleo y mucho éxito en el mismo, le cuesta quinientos pesos; pero ahora se lo lleva por la mitad y cuando se equilibre económica y amorosamente, lo espero para otra sesión que le ayudara a reafirmar su nueva situación y en esa visita, me paga el resto.
-Perdóneme, estoy muy jodido, sólo tuve para pagar la consulta y la limpia. Me queda para el hotel, comer hoy y mi pasaje de regreso por la noche. Le contestó, ya vestido y levantándose.
-¿Ni siquiera para este ojo de cuarzo que le liberara de todo mal y de muchas enfermedades? Sólo por cien pesos se lo llevara.
-No señor, no traigo mas dinero. Molesto el brujo abrió la puerta de su consultorio y le señaló con la mano, la salida. Se asomo e indico a su ayudante que pasara el siguiente cliente.
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Pensativo, aun con el pelo húmedo por las rociadas bucales, Odilón salio de la casa del brujo recordando las ultimas palabras del vaticinio: volvería con su esposa y tendrían otro vástago. Feliz se dirigió a pagar el hotel, luego a comer y antes de comprar el boleto del autobús, dio un paseo por el centro del pueblo. Entro a la iglesia de la Virgen del Carmen a dar las gracias y se sentó a paladear un raspa-raspa en una banca del jardín municipal. Frente a el paso una muchacha muy jacarandosa que le coqueteo. Se levanto y la siguió. Entro en una tienda disfrazada de piquera, en cuyo interior se practicaba la prostitución. La mujer le acepto la invitación de tomarse una bebida alcohólica y, entusiasmado, ávido de sexo por la abstinencia a lo que su esposa lo tenia sometido-, se dejo engatusar. Le mezclaron un ligero narcótico en la bebida que lo mareo y animo a retirarse con la mujer a un privado para sostener una relación carnal. Al desnudarse se dio cuenta que la muchacha no era mujer, sino un machito; un joto vestido y bien maquillado como hembra. Se negó a efectuar el acto de amor y de improviso, surgieron otros maricones, y entre todos fue duramente golpeado y robado. Desmayado lo subieron a un auto y lo arrojaron a un lado de la carretera, casi cincuenta kilómetros del lugar.
Cuando despertó, se dio cuenta de lo sucedido y caminando llego a la población de Lerdo de Tejada, al amanecer. Se movilizo de inmediato, y consiguió trabajo en una herrería. Por la comida no sufrió, sus compañeros le compartían los alimentos que como lonche llevaban al trabajo; para dormir, lo soluciono quedándose en un catre en el mismo taller. Cumplida una semana de labor, cobro, pago sus deudas, escribió una carta a su padre contándole lo acaecido y donde se encontraba, la deposito en el buzón de correos y se dedico a buscar un cuarto en una casa de huéspedes.
Decidió quedarse a vivir por un largo tiempo, primero por ganar un buen sueldo y segundo, para que la propuesta de divorcio se le llegara a olvidar a su esposa. Ahorraría dinero privándose de gastos personales; una buena cantidad que la utilizaría para montar su hogar y proponerle la tan ansiada reconciliación a la mujer que tanto deseaba y extrañaba.
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Diez meses después del día de la despedida, regreso. Lo primero que hizo fue ir a verla. Y, ¡Sorpresa! El brujo acertó: Era padre nuevamente. Su mujer había dado a luz a un varón y le aseguraba que el era el progenitor. No le creyó. Le recrimino el engaño y ella lo negó. Le contó que en forma inexplicable, tres días posteriores a su partida, misteriosamente sintió que el en sueños, la poseía y de esa unión, quedo embarazada. Pensó en la fecha de la reunión con el brujo y coincidía. Cerro los ojos a su duda, creería en el hechizo de los profetizado y en su palabra. Su amor hacía ella era muy grande y si el niño fuera el medio para tenerla nuevamente, lo aceptaría...
Y lo acepto. Le entrego los ahorros de su trabajo en Veracruz para que buscara casa y volvieran a reunirse. El buscaría trabajo y todo seria como al principio. Florencia no lo dejo ir a vivir a casa de sus padres, le acomodo una colchoneta a los pies de la cama, a su lado no; aunque dormía con el bebe, le argumento encontrarse en cuarentena y sólo volvería a ser suya hasta vivir juntos en su nuevo hogar. Prueba de ello, ya no regresaría a trabajar.
El herrero muy enamorado consideraba que la limpia dio resultados. Consiguió trabajo, tenia otro hijo, vivía junto a su esposa si bien no como cónyuge, sino en celibato-, estaba feliz. Pero la mujer no pensaba así... Al principio busco casa, luego dejo de hacerlo. De Odilón únicamente le interesaba el dinero, su persona ya no. Mucho antes de que se fuera a practicarse la limpia, lo engañaba, mantenía una relación con otro hombre que conoció en su trabajo. Este, al saber de su embarazo, la dejo; no quiso compromiso ni atadura con ella por lo concebido. Ahora, al estar nuevamente en funciones como mujer, la volvió a acosar; tanto para tener relaciones sexuales, como para extorsionarla mediante amenazas de divulgar sus amoríos y la paternidad del recién nacido.
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El nerviosismo o la tensión o no se sabe que, se manifestó en el cuerpo de Florencia. Al principio en los brazos, luego en el cuello, seguidamente en el pecho y en el vientre para finalmente en los muslos, se le llenaron de enormes pústulas que supuraban pus con un olor hediondo. Desde la primera aparición se las trato con remedios caseros aplicados como fomentos. Acudió al medico general que le receto pomadas y lavados astringentes sin ningún resultado. El especialista de la piel, que se aplicara polvos de minerales no metálicos y pomadas, y fomentos, y raspas, y cultivos, y nada, ningún alivio; al contrario, parecía que con cada aplicación de medicamentos las asquerosas pústulas, brotaban, crecían y supuraban mas pus.
Su manera de vestir cambio. Los enormes granos los cubría con tela gasa y su cuerpo con una blusa que le cubría cuello y brazos, una falda hasta el tobillo o un pantalón; todo de tela ligera, pues el rozamiento le producía dolor. Cada cuatro horas se tenia que cambiar; las segregaciones pestilentes manchaban su ropa, optando por cubrirse mejor con una bata, todo el tiempo, ya que casi no salía de casa. Le confeso su enfermedad a una comadre y esta sin dudarlo le recomendó que visitara a un brujo.
-Odilón, quiero que me lleves con el curandero, con el que fuiste a Catemaco, ya ves que tu cura dio resultados. En cuanto traspuso la puerta de su recamara, le pidió a su esposo, muy ansiosa. A este no le causo un grato recuerdo la solicitud y contesto:
-Tendrás que esperar, tengo mucho trabajo y no me dan permiso de faltar. AL Ingeniero le urge mucho y no me darían adelanto de vacaciones. Quizá en tres semanas podré llevarte.
-Ya no aguanto mas, estoy espantosa... ¡Mírame! abriendo la bata para mostrarle su cuerpo, al herrero le causo gran repulsión verla desnuda. Se le enfriaron los deseos sexuales tan ansiados de tan sólo verla en ese estado. Volteando la cara para ocultar su asco, le contesto:
-además, no tengo dinero, todo te lo doy. Cuanto tienes ahorrado? Creo has de tener lo suficiente para sufragar gastos...
-No, no tengo nada, todo lo he gastado en curaciones. Mentía, mucha parte del dinero era entregado como pago por el silencio de su adulterio. quedándose callada, escucho a su esposo:
-Entonces... como puedo llevarte? No tengo ni quinto. En la chamba no consigo. El Ingeniero no da prestamos, por experiencia sabe que en nuestro oficio somos eventuales, que en cualquier momento nos vamos sin avisar, dejamos las obras tiradas y no pagamos. Así que no hay de otra: Esperate.
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-Que te sucede Odilón? Te veo muy lento, el trabajo urge y estas muy distraído, estas enfermo? El Ingeniero se dirigía al compungido herrero al observar su estado. Con tristeza le contesto:
-No patrón, no estoy enfermo. Es que tengo problemas con mi esposa. Esta enferma de un mal muy raro que nadie la cura. Y le contó el tipo de padecimiento. Al termino, el Ingeniero le dijo:
-Ven, acompáñame a la oficina. Te voy a platicar algo que le sucedió hace muchos años, quizá de algo te sirva. Se sentaron uno frente al otro, escritorio de por medio, sirviendo dos vasos con refresco, empezó a contarle:
-Mi padre me platicaba que tenia un tío, pero como era ligeramente mayor que él, se decían primos. Después que lo conocí, supe que se dedicaba a curar por limpias de toda especie. Celebraba sus ritos con aromas raros y perfumes como el "siete machos", y ella, mi tía, con facultades de médium, podía leer las cartas de la baraja española para adivinar la suerte. Tenía la facilidad para entrar en trance y ver el pasado, el presente y el futuro. Se decían de religión espiritualistas. Religión que nunca he entendido, pues mezclaban sus ceremonias con rezos de ave marías, salves, padres nuestros, etc.. . todos de la religión católica.
-Cuando mi tío me presentó a su esposa, me recibió con esta exclamación: =¡Vas a casarte con una provinciana que te llevará a vivir con ella, y ¡tendrás tres hijos!= Sin una palabra previa de saludo, como si me hubiera conocido siempre, a mis escasos diecisiete años. Me vio fijamente para ver a mi tío, sin poder explicar el sentimiento que en ese momento me hacía vibrar extrañamente. Dándose cuenta de mi nerviosismo, mi tío, para tranquilizarme me explicó:
- Nosotros somos profesionales, sobrino. El poder que el gran Dios me dio para curar con mis manos y el poder vidente de tu tía, que utilizamos para resolver los problemas de nuestros hermanos por conducto de los seres espirituales que nos rodean, los aplicamos sin especular el patrimonio económico de los enfermos que recurren a nosotros para salvarlos. Tendrás oportunidad de acompañarme cuando efectúe alguna curación.
-Y me siguió explicando como cura por medio de los cuatro elementos de la naturaleza. Por limpia de tierra, limpia de aire, limpia de fuego y limpia de agua. Esta última realizada de preferentemente en el mar. Yo, ignorante ante estos conocimientos extraños, totalmente desconocidos, expuestos en detalle y en honor a la verdad, narrados en forma increíble.
-Y se llegó el tiempo en que recibí la invitación. La dirección además de fecha y hora escritos en un papel, me lo entregó mi padre. El tío se había comunicado con él para que me localizara y me diera el recado para acompañarlo a una ceremonia. Lo recibí previo regaño:
- ¿Qué relaciones tienes con mi primo ? ... ¿Cuándo lo viste? . Hace muchos años que yo no lo veo. ¿Cómo lo encontraste?. Debes saber que es brujo y se separó de la familia desde que se casó con otra señora que también es bruja. Su primera esposa era muy hermosa y se divorció de él por no comulgar con su religión. ¡No quiero que te inmiscuyas con ellos, ni te vayan a convertir a sus ritos satánicos o a su religión!- Exclamó, bastante enojado por desconocer mi relación que llevaba con mi tío, de simple curiosidad, y le respondí:
- ¡Sólo me interesa la relación familiar, papá!. Me habla de mis bisabuelos, tatarabuelos y otra generación anterior; sabes que siempre he querido realizar un árbol genealógico de la familia. ¡Tú no tienes los datos, sólo conoces de nombre a mi bisabuelo; tu abuelo directo! Ocultando la realidad de la invitación, le contesté a mi padre.
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- Sobrino, toma este libro, mira aquí está este dibujo; por favor, tu tienes facilidad para dibujar, con esta greda reprodúcelo en el piso.
-Estábamos en el patio de una casa por la colonia Molino de Rosas. Comencé a dibujar, lo ordenado por el tío: Un círculo de aproximadamente dos metros de diámetro dividido en trece sectores circulares iguales. Cada sector en su parte perimetral con un nombre esotérico de Dios. Sólo recuerdo el primero: ADONAI , que en lengua hebrea significa “ Mi Señor”. Utilizan este nombre los rabinos cuando leen sus textos sagrados, sustituyendo por respeto el nombre de Dios. Al terminar de dibujarlo lo revisó y me dijo.
-Muy bien, ahora por favor, mantienes encendido este anafre. Coloca el incienso que no deje de ahumar. Voy a iniciar el trabajo de limpia, me vas a ayudar, sustituyendo a tu tía que se siente muy cansada. Ayer realizó un trabajo muy arduo y está agotada.
Recibí las órdenes en silencio. Seguidamente me presentó a sus enfermos: Dos matrimonios. Uno de jóvenes no mayores de veintidós años, el otro: de los padres de la muchacha del primero. Se introdujeron a una pieza que estaba vacía. Sólo noté unas imágenes sobre una mesita y varios cirios encendidos. Escuché la voz de mi tía. No la había visto ni saludado. Una hora después, salieron al patio, los seis. Yo seguía de guardián del anafre.
Colocó a las dos parejas en el centro del círculo. Todos cubiertos con una sábana, el cuerpo desnudo sin ropa interior alguna. Cada matrimonio tomándose de la mano por las espaldas del otro, viéndose frente a frente. Tomó un ramo de pirú con otras hierbas, las puso sobre la parrilla y enfilándose hacía las cuatro esquinas del patio rezando en voz alta, mi tío, haciendo estación en cada una, me explicó:
-Hay que purificar primero el patio. Santificarlo para desalojar a los espíritus malignos. En el círculo se invocan a los diversos nombres de Dios para que ayude a limpiar a estos hermanitos; mandándonos a sus ángeles a combatirlos sobre todo, a los que se han apoderado de las almas y viven en los cuerpos de estos hermanos.
-Invocamos sólo a los espíritus y divinidades perfectas. No trabajamos con el mal ni las advocaciones satánicas. Sólo con el bien, para hacer el bien.- Me explicaba mi tío, al mismo tiempo que bañaba de perfume a las parejas. Tomó el ramo caliente aún y empezó a limpiar de arriba a abajo o sea, de la cabeza a los pies a cada uno. El ramo crepitaba. No cesaba de sacudirlos al mismo tiempo que rezaba en voz alta.
Mi tía, sentada a un lado del anafre, con los pies juntos; los brazos extendidos, abiertos, hacía abajo, formando con sus dedos la señal de la cruz. La cabeza hacía atrás, con los ojos
cerrados. Profiriendo una oración entre dientes, ininteligible. De momento en momento se estremecía exhalando un ligero quejido.
El continuaba sin parar su limpia. Untó de aceite la frente, las sienes y la nuca de las parejas. Sobre la sábana untó las 13 aberturas corporales de la mujer y las 10 del hombre. Más perfume. Más hierbas. Más rezos sin parar.
Vertió fuera del circulo, un liquido que por el olor me pareció alcohol alcanforado. Me pidió que me acercara a ayudarlo. Cogió una sábana muy grande, blanca también y cubrió a las dos parejas.
- Toma dos puntas de la sábana, sobrino. Yo tomaré las otras dos, Cuando te indique con la mirada, la elevamos, sacudiéndola violentamente hacía arriba. No la sueltes. Tómala firme.
Cogió otro ramo, lo mojó con lo que consideraba era alcohol. Lo acercó al fuego e incendió. Sacudió con la tea los cuerpos de las parejas. Luego la acercó al líquido esparcido alrededor del círculo y se elevó un redondel de fuego. Yo dentro del área ígnea. Mi tío tomó las otras dos puntas de la sábana, rezo con voz estentórea. Me miró con una señal significativa... De momento grito:
- ¡¡SANTO!! ¡¡SANTO!! ¡¡SANTO!! ¡Santo señor Dios de los ejércitos...! -y en cada exclamación de Santo, levantábamos la sábana. El fuego subía de los pies de los enfermos recorriendo su cuerpo elevándose por encima de la sábana que los cubría y a tres o cuatro metros sobre sus cabezas, la llama se unía en una sola tea produciéndose una explosión fortísima, ensordecedora.
Mi tía, en cada explosión gritaba, pero un grito gutural, extraño, como si hablara en latín u otro dialecto esotérico.
Mi piel chinita. Mi pelo erizado. Un frío de pánico recorría mí cuerpo. Pero la palabra de mi tío trataba de calmarme.
-Tranquilo hermano, tranquilo... no sueltes el manto protector... y continuó hasta repetir cuatro veces el trabajo, uno por cada persona.
El fuego perimetral se extinguió. La limpia de fuego terminó. Retiró la sábana y muy cansado, fue a sentarse junto a mi tía.
- Báñense y recuéstense un momento, - dirigiéndose a las parejas... -Y a ti sobrino, gracias por tu ayuda. El próximo domingo les voy a efectuar la limpia de agua en el puerto de Veracruz. Te invito. Todos los gastos son pagados.
- ¡No tío... Muchas gracias! .- Aún impresionado le contesté: -. Me voy, no pensé que se tardaría tanto esta ceremonia.
De rápido me despedí de ambos y salí corriendo espantado de lo que viví. Ahora, analizando lo que pasó, supe que asistí a un exorcismo.
No supe cuales fueron los resultados, pues no volví a ver a mis parientes hasta muchos años después. Pero en lo que me profetizo mi tía, resultó verídico. Lo que sí te aseguro, es que son profesionales, no charlatanes... Quizá en lugar de viajar a Veracruz, te convenga llevar a tu esposa cualquier fin de semana a consultarlos. Con mi recomendación, no te cobraran nada; sólo lo que quieras darles. Tú decides... Mientras, a darle duro a la chamba, hoy sales hasta las ocho para reponer el tiempo de esta plática.
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-¡Pero mi hija! ¡Mira nada mas como vienes! Estas poseída por un espíritu maligno. Vamos a trabajar mucho contigo. La tía, o médium; en la cara reflejando una gran angustia, se dirigió a Florencia, al mismo tiempo que el tío, o brujo profesional, analizando el estado psíquico de Odilon, le decía:
-Hijo, recurriste a los servicios de un impreparado. Vienes protegido muy levemente, no te hicieron un trabajo completo y correcto; pero estas limpio, no tienes ni has tenido influencias nocivas. De inmediato trabajaremos todos juntos. Invitándolos pasar con una señal a una pequeña pieza cuyo mobiliario consistía en una mesa y dos sillas, una repisa donde se colocaban libros con titulo raros y predominando uno principalmente: La Sagrada Biblia, acomodados en perfecto orden, y todas las paredes cubiertas de cuadros representando muchas santidades; se acomodaron los cuatro alrededor de la mesa.
Tomaron y encendieron un cirio pascual bendecido un sábado santo. Colocaron sus manos alternadas a lo largo del cirio, incluyendo las de la médium, rezando bajo la conducción del brujo, para invocar a los Ángeles que combatirán al perverso ser que ha poseído el cuerpo de la mujer e impedir que el mal continué su desarrollo. Al termino de esta sesión, al sentarse a descansar, a Florencia ya no le dolían las repulsivas pústulas.
Programaron para el siguiente domingo la primera limpia por medio de la tierra; el subsecuente domingo la de aire. Ambas fueron realizadas en la casa de los curanderos. La tercera en el patio de la casa de Florencia, acompañando a la pareja para completar el rito, su hermano y su esposa. La madre, viuda a la fecha, no formo parte de la ceremonia. Esta limpia de fuego fue tan impresionante como la que presencio el Ingeniero, patrón de Odilón.
Al efectuar la ultima limpia por medio del agua, la mujer estaba muy mejorada, le quedaban algunos granos y las manchas y cicatrices de las pústulas apagadas, y algunas fístulas que se le abrieron en la piel muy dañada. Odilón no los llevo al mar; la ceremonia se efectuó en una fosa que formaba un meandro del río que corre por el lindero poniente de su pueblo nativo, Acuexcomac; cuyas aguas son vertidas en lo que aun queda del lago de Texcoco. La fosa, ubicada en un lugar que sólo conocían los lugareños, les daba la privacidad necesaria para la celebración del ritual.
Desnudos, cubiertos con las sábanas blancas de costumbre que en cada sesión suministraba la pareja, antes de iniciar el ceremonial, el brujo lleno un jarrón con agua del río, la santifico con sus manos formando la señal de la cruz- y con sus rezos. La roció sobre la cabeza de ambos; coloco sus brazos en forma horizontal con las palmas de la mano hacia abajo; sobre ellos, sin tocarlos; amparando a la pareja que hincada con el agua a la cintura, escucho la siguiente deprecación:
- ¡Oh, los que creéis! Cuando estén dispuestos a haced la plegaria, lavad vuestra cara y vuestras manos hasta el codo. Pasad la mano por la cabeza, por el cuerpo, por las piernas hasta los tobillos; antes de la inmersión total, confesad todas sus culpas, todos sus pecados, si su cuerpo será purificado por el agua bendita y sus males conducidos fuera de el; su espíritu, su alma, su mente; deberán estar también limpios de todo pecado.
Toco con sus manos las sienes de la mujer, dándole un ligero impulso para que se inclinara, e imperante, pero con voz convincente y suave, le hablo:
-¡Confiesa tu infidelidad mujer, vuelve a ser pura! Florencia, asombrada y espantada con la revelación que escucho, trato de levantar la cabeza para ver al brujo, suplicante, pero no la dejo, con algo de presión le volvió a inclinar la frente y repitió:
-¡Confiesa tu pecado! balbuceando, titubeando, empezó a decir:
-Confieso que he pecado de adulterio. Confieso que he mentido. Confieso que mi hijo no es de mi esposo, que mi maldad hacia él, es provocada por otro hombre. Confieso que... -Y las lagrimas y un sollozo de arrepentimiento, no le permitieron continuar.
Luego coloco las manos de la misma manera sobre Odilón y le hablo:
-¡Confiesa tus pecados y jura que serás justo con tu esposa y padre amoroso con tus hijos! Tu no has tenido mala suerte, ha sido la influencia de los espíritus nocivos los que motivaron los hechos que afectaron su vida. ¡Jura que serás limpio de pecado!
-Confieso mis pecados. Y juro -Rodándole las lagrimas por las mejillas, Odilón declaró sus culpas; pero con la mente ensombrecida por lo que escucho de labios de Florencia.
El brujo junto los dedos índice y pulgar para infundir un estado de animo místico. Levantando los brazos y la cara hacia el cielo, implorando recibir el poder de la Santísima Trinidad, inicio la plegaria, rezándola en pausas para que la pareja la repitiera a continuación de ser pronunciada por el. A cada invocación de:
--¡¡DIOS PADRE, purifícalos!! ¡¡DIOS HIJO, límpialos!! ¡¡DIOS ESPIRITU SANTO, sánalos!! -la médium colocada entre los dos, rezando a su vez un dialecto incomprensible, introducía en el agua, los cuerpos completos del matrimonio. Tres veces realizo la inmersión y las tres veces al salir, impregnada de un óleo su dedo pulgar, lo embarraba en las nucas de la pareja, formando la señal de la cruz. Terminada la plegaria, al unísono todos oraron un Padre Nuestro y salieron del agua. La limpia había llegado a su fin.
Mientras la médium les entregaba a cada uno, una toalla y el lío que contenía la ropa; Odilón, sin comprender su estado de animo, confundido, trastornado por la confesión de su mujer que impacto a su dignidad, a sus sentimientos, a su amor por ella, en silencio se vistió. Florencia, dio unos pasos, tomo la toalla y al empezar a secar su cuerpo, se reviso, y cayo de rodillas. No existía ningún rastro de sus pústulas supurantes y hediondas, ni manchas, ni cicatrices, su piel limpia, tersa. Llorando, hincada, sin levantarse se acerco al brujo y tomándole de las manos, las beso muchas veces y le dio las gracias, también, muchas veces.
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Odilón reconoció al niño como suyo, lo registro y bautizo con su apellido, le dio el mismo trato que a los suyos, sin distinción alguna; pero en cuanto a su esposa, la relación se enfrió: jamás la volvió a tocar, como si todavía tuviera el cuerpo lleno de las pestilentes pústulas, le daba asco. Le perdono su falta como también la hubiera perdonado si Florencia hubiera hablado claro desde un principio. El engaño no lo acepto. sintió que lo había considerado como un idiota, un gurrumino sin voluntad, y eso le afecto muchísimo, tanto que ya no regreso a dormir en la apelmazada colchoneta que le servia de cama.
Ella trato, usando todos sus encantos, de atraerlo, comprendió la calidad de bonhomia y fidelidad de su esposo. Le brindo su cama, pero el la rechazo. Amargado, triste, se fue a vivir con sus padres y le prometió que ahora por su cuenta corría el buscar casa y cuando la tuviera lista, iría por ella.
Progreso en el trabajo, ahora desempeñaba el puesto de jefe de taller. Su patrón, el Ingeniero, consiguió un excelente contrato fuera de la ciudad. Le propuso el nombramiento de residente con un sueldo muy bueno. Acepto. El salir del medio en que vivía, tal vez le cambiara el carácter taciturno y dolorido que mostraba. Se fue, y muy responsable, le remitía semanariamente a sus esposa, efectivo suficiente para los gastos de los niños y el hogar.
Florencia se dedico al cuidado de sus hijos. Ahuyentó de su mente la idea de cometer otro pecado por el temor de volver a enfermar y por el amor y respeto que sentía por su esposo. La experiencia anterior le sirvió de escarmiento y ahora, esperaba fielmente su regreso. Compartirían el lecho demostrándole sus deseos de amarlo e iniciar juntos, una nueva vida.
Odilón, después de mucho tiempo de trabajar fuera de la capital, fuera de su familia, un día como es costumbre entre los obreros de este oficio, abandono el taller, dejo tirado el trabajo que el Ingeniero le confió, y no se supo jamás, nada de él.
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